Esta semana que pasó, y a partir de declaraciones de la
Presidenta de Argentina, se disparó un siempre necesario debate sobre ética
periodística. Aporto unas breves reflexiones –algunas tomadas de informes que
preparé para la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) cuando fui Relator Especial para la Libertad deExpresión.
1.- En muchas ocasiones y en diferentes países recibí
información sobre la utilización de algunos medios de comunicación (privados o
públicos) como instrumentos para
defender intereses personales, económicos o para desprestigiar el honor de las
personas y sin comprometerse con la verdad.
2.- Ante esas denuncias, algunas de funcionarios pero otras
de periodistas, dueños de medios o miembros de la sociedad civil, es importante
resaltar que la credibilidad de los periodistas está ligada al compromiso con
la verdad, imparcialidad y equidad. Cuando intereses distintos al compromiso
con la verdad influencian indebidamente la información, se perjudica a la
sociedad. Por supuesto puede haber debates sobre qué significa el compromiso
por la verdad. Pero, como alguna vez escuché, creo que sería deseable que el
periodismo tenga un corazón
caliente pero que sus ojos se mantengan fríos.
3.- Cualquier debate sobre ética es muy importante dado que
la ética periodística es fundamental para el ejercicio de la libertad de
expresión. Lamentablemente hay ejemplos en distintos países que siendo poco ético,
dando visiones partidarias o sesgadas deliberadamente, igual se puede hacer
mucho dinero. Ello plantea –mundialmente- el gran desafío de la prensa actual.
Pero no puede olvidarse que la responsabilidad de los medios es frente a la
sociedad y no frente a los gobiernos. Y por ello también surge un desafío para
la sociedad que tiene el poder de elegir qué leer o qué escuchar.
4.- En consecuencia, no es el Estado quien debe imponer las
normas de conducta ética. Por ejemplo, así lo expresa el Principio 6 de la Declaración de Principios
sobre Libertad de Expresión aprobados por la CIDH . Ello nos lleva al
debate sobre la autorregulación, que puede realizarse a través de diferentes
mecanismos e instrumentos: códigos deontológicos, libros de estilo, estatutos
de redacción, defensores del público, consejos de información, que deberían ser
adoptados de manera voluntaria.
5.- Finalmente, en el Plan de Acción de la
Tercera Cumbre de las Américas, celebrada en Canda en 2001, los Jefes de
Estado reconocieron estos postulados cuando expresaron que los gobiernos “fomentarán
la autorregulación en los medios de comunicación incluyendo normas de conducta ética,
para que se tomen en cuenta las preocupaciones de la sociedad civil, entre otras,
de reducir la difusión de violencia extrema y estereotipos negativos sobre la
mujer, etnias, grupos sociales y otras agrupaciones coadyuvando de esta forma a
la promoción de cambios en las actitudes y pautas culturales, mediante la
proyección de imágenes plurales, equilibradas y no discriminatorias.”