23/8/15

Sobre los derechos de autor y la era digital

Hace pocos días salieron nuevas noticias vinculadas al caso que se ha conocido como el "Aleph engordado". No quiero ampliar ni analizar ese caso en particular pero, vinculado con el tema que ventila, publico abajo mis reflexiones que fueron parte de la conversación que mantuve con Fernanda Sández para su muy interesante nota publicada en el diario La Nación hace unas semanas.

Nuestra ley de Derechos de Autor es de 1931. Tuvo muy pocas modificaciones. Pensar que una ley redactada hace más de 80 años es aplicable a la era digital es cuestionable. Un ejemplo? Todo lo que se hace en Internet, de alguna manera significa una "copia". Cada vez que requerimos información de un sitio en la Web, lo que se genera es una copia. Y no pedimos autorización para eso! Pero la copia sin autorización es considerada ilegal. Nuestra ley, para peor, no tiene excepciones, como la tienen muchas leyes en el mundo (Chile, hace pocos años advirtió el problema y modificó su legislación porque ciertos "usos" o "copias" de obras protegidas no pueden ser sancionados). 

Una cuestión que a veces se pierde de vista es que un objeto cultural casi siempre se construye sobre objetos culturales de otros. Así funcionamos. Y la tecnología de hoy en día nos da muchas más posibilidades para ese desarrollo. Como cuento en una nota que publiqué hace un par de años, visité en el Museo del Prado la muestra "El Greco & la Pintura Moderna". Lo que esa exposición me demostró una vez más fue que una buena cantidad de artistas concretaron su inspiración en la obra del maestro cretense con trazos llamativamente similares entre la obra propia y la ajena que era fuente de inspiración. Es evidente que todos aquellos influidos por El Greco crearon objetos culturales diferentes y que por ello, ningún "derecho de autor" le hubiera correspondido a El Greco como para reclamarle a los artistas que comparten la muestra en Museo del Prado. La tecnología de finales del siglo XIX y comienzos del XX era sustancialmente diferente a la actual. Es difícil saber que hubieran hecho Picasso, Pollock, Chagall, o tantos otros con la tecnología digital. Me parece que lo que estos maestros hicieron con El Greco, es lo que nuestras generaciones hacen con técnicas que conocemos como "remix" o "mash up". Pero, aunque claramente los objetos que se producen con estas técnicas son bienes culturales distintos a los que son la base de su creación, las actuales regulaciones que protegen la "propiedad" de los derechos de autor sin excepciones -como es el caso de la vetusta ley 11.723 de Argentina- hacen que quienes las utilizan puedan ser llevados a juicio para reclamar compensaciones por la "copia" o "reproducción" de obras sin autorización.

Me arriesgo a decir que pocos o nadie se escandalizarían si alguien crea una poesía usando líneas de versos de poetas afamados, y diciendo de quienes son esas líneas. Se afirmaría que es crear algo diferente, artístico para mejor llamarlo. Con las técnicas de la era predigital era más difícil hacerlo. Hoy se puede hacer lo mismo no sólo con una poesía gracias a las herramientas que tenemos. Una persona que siempre recomiendo leer para entender estos problemas es Larry Lessig, uno de los impulsores de Creative Commons, que establece una nueva forma de licenciar obras sin necesidad que todos los derechos queden "reservados". Por ejemplo Lessig explica que cuando él era estudiante, un compañero tenía la habilidad -que no todos tenían- de escribir ensayos o artículos hilvanando párrafos de grandes autores. Los citaba al final, pero no les tenía que pedir permiso! Y lo que hacía, además de difícil, era transformar objetos culturales de otros en el suyo propio. Todo bien con esa técnica, al alcance de pocos. Pero, como dije antes, hoy la tecnología nos ofrece herramientas que hacen más popular ese tipo de creaciones.

Y para terminar: pensar que no hay maneras de preservar derechos de autor en la era digital es equivocado. El problema está en que muchas veces nos movemos en una discusión de extremos: todo es libre vs. nada es libre. Tenemos que salir de esa discusión. Las licencias Creative Commons son un ejemplo de cómo podemos pensar distinto. La era digital nos permite ver que defender derechos de autor como lo hace la ley 11.723 fomenta en realidad la ilegalidad. Cuando una ley prácticamente no se respeta porque las circunstancias cambiaron hace que nos merezcamos cambiar la ley, no las circunstancias.