Primer acto: El
4 de noviembre el Senado argentino comienza a debatir el proyecto de ley
"Argentina Digital" enviado por el Poder Ejecutivo. No es un proyecto
más debido a su complejidad técnica: trata sobre la regulación de
telecomunicaciones, de redes de conexión a Internet, y de la televisión
satelital, entre otros temas.
Segundo Acto: El
10 de diciembre y en menos de 6 horas de pretendido debate, el Senado aprueba
el proyecto con algunas modificaciones respecto del recibido por el Poder
Ejecutivo. La aprobación por parte de Senadores del oficialismo se produce luego
de recibir un dictamen elaborado en alrededor de dos semanas por una de sus comisiones.
Tercer Acto: Al
día siguiente, el 11 de diciembre por la mañana el proyecto aprobado por el
Senado ingresa a revisión de la Cámara de Diputados. En pocas horas está en la
agenda de discusión de una de sus comisiones. Esa misma noche, esa comisión aprueba
un dictamen sobre el proyecto que recibió del Senado y lo deja listo para que
el pleno de la Cámara lo trate la semana del 15 de diciembre.
Hay dos posibles
explicaciones para entender cómo los senadores oficialistas aprobaron la
iniciativa del ejecutivo en pocos días, y los diputados del mismo signo
político lo hicieron en comisión en unas pocas horas. O nuestros representantes
son superdotados, o deberíamos estar muy preocupados llegando a otra
conclusión: son muy irresponsables y votaron sin un adecuado análisis.
Es cierto que
el proyecto originalmente enviado por el Poder Ejecutivo tuvo modificaciones en
el Senado. Por ejemplo, la incorporación de la definición del concepto
"neutralidad de la red" que no estaba en el proyecto del ejecutivo,
fue positiva. Justamente porque es un concepto complejo, que básicamente
determina que no se puede discriminar el tráfico en Internet en función de
quién es su emisor o receptor o cuál es su contenido, una Comisión del Senado
tardó más de un año en acordar la definición de la "neutralidad de la
red" que fue plasmada en otro dictamen de esa comisión realizado con
anterioridad. Sin embargo, el proyecto "Argentina Digital" involucra
muchas más complejidades técnicas que van mucho más allá de ponerse de acuerdo
en un sólo concepto, pero como decía al comienzo, unos pocos días bastaron para
discutir todos los aspectos involucrados y aprobarlo. Entonces, en este caso, ¿son
superdotados o irresponsables?
También es
cierto que, oyendo muchas de las observaciones que varios hicimos públicas, el
Senado dejó de lado la idea de que una ley no podía crear su propia autoridad
de aplicación y que ello era una potestad del ejecutivo. En un cambio de
criterio de 180 grados, el Senado creó no sólo un nuevo organismo, sino tres: la
Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, el
Consejo Federal de Tecnologías de las Telecomunicaciones y la Digitalización, y
una Comisión Bicameral de Promoción y Seguimiento de la Comunicación
Audiovisual, las Tecnologías de las Telecomunicaciones y la Digitalización.
Aquí impresiona aún más el trabajo en poco tiempo del Senado: de no saber quién
sería el que haría cumplir con las reglas en el mundo de las telecomunicaciones
e Internet pasamos a la creación de superpoderosos organismos que serán
continuadores de otros que ya existían como la Secretaría de Comunicaciones y
la Comisión Nacional de Comunicaciones, que no funciona de manera independiente
por estar intervenida por el Poder Ejecutivo desde el 2002.
A pesar de
estos cambios positivos, hay problemas en el proyecto de ley que persisten,
pero sería yo el superdotado -o el irresponsable- si pudiera escribirlos en una
nota de opinión. Este proyecto no sólo necesita un prudente análisis técnico
sino también un análisis de impacto en el ejercicio de derechos humanos y del
impacto económico que su implementación y puesta en vigencia puedan traer.
*publicado originalmente en La Nación, Argentina en http://www.lanacion.com.ar/1752854-superdotados-o-irresponsables
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