17/12/20

Mis Nuevos Desafíos / My New Challenges

 English version below


El 14 de octubre presenté al Presidente de la Nación de la República Argentina mi renuncia al cargo de Director de la Agencia de Acceso a la Información Pública
 a partir del 1° de enero de 2021. La renuncia fue aceptada hoy.

 

Luego de casi 5 años de ser la autoridad nacional de protección de datos personales y poco más de 3 al frente de la Agencia de Acceso a la Información Pública en Argentina, las razones de mi alejamiento se deben a una mezcla de razones personales y profesionales. Por un lado, es mi deseo apoyar a mi esposa en su futuro desarrollo profesional, lo cual nos lleva a seguir nuestras actividades fuera de Argentina. Por mi parte, he aceptado la propuesta de ser el Representante Alterno de la Oficina Regional del Instituto Interamericano de Derechos Humanos -IIDH- para América del Sur, con sede en Montevideo. El Instituto es una prestigiosa entidad académica vinculada al Sistema Interamericano de Derechos Humanos y esta oportunidad me permite volver a trabajar desde ese ámbito con una proyección internacional en los temas que he venido profundizando en los últimos años: la influencia de la tecnología y su impacto en la defensa y promoción de derechos humanos. 

  

He tenido la oportunidad de conocer a colegas de distintas latitudes de los cuales he aprendido mucho. Me voy también enriquecido por el trabajo realizado en la función pública en mi país. 

 

Como órgano garante de la aplicación de la Ley de Acceso a la Información Pública, en la Agencia tramitamos los reclamos de quienes sintieron que su derecho no había sido respetado. En muchas situaciones debimos intimar a dar información en casos que involucraron a casi todos los ministerios y secretarías de Estado. Pero los resultados a medida que trabajábamos eran auspiciosos y hoy me retiro con más de un 90% de pedidos de acceso a la información que fueron satisfechos. En el área de la protección de los datos personales, muchas denuncias o investigaciones que se iniciaron de oficio terminaron en sanciones a entidades estatales y empresas privadas cuando así creímos que correspondía. El sitio de Internet de la Agencia, que diseñamos y fuimos construyendo a lo largo de estos años, es una fuente fidedigna de información pública sobre las actividades pasadas y actuales de la oficina.

 

En seis oportunidades presidí el Consejo Federal para la Transparencia de Argentina y en muchas más participé como miembro del Comité Ejecutivo de la Red Iberoamericana de Protección de Datos Personales, de la Asamblea Global de Privacidad y del Comité Consultivo de la Convención para la Protección Automatizada de Datos Personales del Consejo de Europa. Durante estos años como autoridad nacional de protección de datos, pudimos impulsar que Argentina se integrara a la conversación global sobre estos temas, especialmente a partir de haber ingresado como Estado parte de la Convención 108 y haber firmado la Convención 108+. A su vez, a nivel local impulsamos un proyecto de reforma general a la Ley de Protección de Datos Personales que, sin dudas, ha sentado las bases para futuras discusiones que lleven a modernizar la legislación nacional.

 

La experiencia que me llevo es enorme. La satisfacción por lo realizado es aún más grande. Por supuesto que queda mucho por hacer, pero como he dicho muchas veces en estos últimos meses, estos tres años recorridos por parte de la Agencia nos encuentra como un organismo nuevo pero consolidado, referente a nivel nacional e internacional en materia de acceso a la información pública y protección de datos personales.

 

Finalmente, quisiera agradecer públicamente a quienes confiaron en mi para desempeñarme en los cargos que ocupé, a quienes colaboraron con una tarea que parecía imposible como era el diseño y puesta en marcha de un organismo nuevo, y, sobre todo, agradecer al equipo de trabajo que me acompañó estos años. Sin quienes trabajaron en la Dirección Nacional de Datos Personales en sus inicios y aquellos que se unieron cuando asumí como primer director de la Agencia de Acceso a la Información Pública en Argentina, hubiera sido imposible que una oficina que previo a 2017 no existía sea lo que es hoy: un órgano que actúa con independencia y que tiene una voz respetada tanto a nivel nacional como internacional. Deseo lo mejor para todos ellos y ellas, y por supuesto a quien me suceda en el cargo, para que puedan continuar la tarea enorme que queda por realizar para que estos derechos no sean meramente una declamación.

 

El desafío profesional que tengo en el IIDH por delante me entusiasma mucho. Por otro lado, volveré a escribir periódicamente en mi blog e-BERTONI, como lo hacía antes de asumir mi función pública. Estoy seguro de que seguiremos en contacto. Por eso, esto no es una despedida, sino un simple “hasta pronto”. 

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On October 14th, 2020, I presented my resignation to the President of Argentina. As of January 1st, 2021, I will no longer be the director of Argentina’s Access to Public Information Agency (). My resignation was accepted today.

 

I am leaving office, after almost 5 years of being the national data protection authority and just over 3 years as the Agency’s director, due to personal and professional reasons. The personal reason is that I wish to support my wife in her professional development, which leads us to relocate abroad. From a professional point of view, I have accepted the offer to be the Representative of the Regional Office of the Inter-American Institute of Human Rights (IIDH) for South America, based in Montevideo. The Institute is a prestigious academic entity linked to the Inter-American Human Rights System and this opportunity allows me to return to the regional human rights system and work on the issues I have been focusing on in recent years – the influence of technology and its impact on the defense and promotion of human rights – with an international projection.


I have had the opportunity to meet colleagues from different latitudes from whom I have learned a lot. I also leave my current position enriched by having worked in public service for my country. The agency, charged with guaranteeing the Access to Public Information law is properly applied, has processed claims of those who felt that their right to access information had not been respected. In many situations, we had to order authorities from almost all the ministries and high-ranking public offices to provide information. The results have been positive. Today, I am leaving office with authorities having provided information in more than 90% of requests. In the field of personal data protection, many citizens’ complaints or ex officio investigations led to sanctions against state entities and private companies that violated the law. The agency’s website, which we designed and built over the past few years, is a reliable source of public information on its past and current activities.

 

On six occasions, I chaired the Federal Council for Transparency of Argentina and, in many more, I participated as member of the Executive Committee of the Ibero-American Data Protection Network, of the Global Privacy Assembly, and of the Consultative Committee of the Council of Europe’s “Convention for the Protection of Individuals with regard to Automatic Processing of Personal Data” (“Convention 108”). During these years as a national data protection authority, Argentina joined the global conversation on these issues, especially after becoming a State Party to Convention 108 and having signed Convention 108+. In turn, we promoted a general reform to the Data Protection Law in Argentina, which, undoubtedly, has laid the foundations for future discussions to modernize the current legislation.

 

The experience and results have been very rewarding. Of course, much remains to be done, but, as I have said repeatedly in recent months, the agency is today a new but consolidated body.

 

Finally, I would like to publicly thank those who trusted me to carry out the work, those who collaborated with the very difficult task of designing and implementing a new government office, and, above all, I would like to thank the team that accompanied me these years. Without those who worked with me in the National Directorate of Personal Data when I was appointed and those who joined when I became the first director of the Agency for Access to Public Information in Argentina, it would have been impossible for an office that did not exist prior to 2017 to be what it is today: a body that acts independently and has a voice that is respected both nationally and internationally. I wish the best to all of them, and of course, to my successor, so that they can continue the enormous task that remains to be done to protect these fundamental rights.

 

I am excited about the professional challenge ahead of me at the IIHR. I will also return to writing periodically on my e-BERTONI blog, as I did before my role in government. I'm sure we’ll keep in touch. Therefore, this is not a farewell, but a “see you soon.”

29/11/20

Convention 108 and the GDPR: Trends and perspectives in Latin America

 https://doi.org/10.1016/j.clsr.2020.105516

Over1,2 the past twenty years, several countries in Latin America have enacted their own data protection laws.3 In many cases, these laws have followed standards that were and still are being developed in the European Union. In spite of that, only a few of those countries -namely, Uruguay, Argentina and Mexico- have acceded to the Convention for the Protection of Individuals with regard to Automatic Processing of Personal Data (hereinafter Convention 108), an international commitment approved by the Council of Europe in 1981 and has recently been modernized (hereinafter Convention 108+).4 Moreover, fewer countries -only Uruguay and Argentina- have been granted by “adequacy decisions” which are regularly determined by the European Commission and approved by the European Union. The benefits for those who obtained these decisions, are, among others, that enable free data flows between the EU and those countries in accordance to the Data Protection Directive 95/46/EC (hereinafter Directive).5

It may not be a coincidence that two of the three countries that have ratified the treaty (Convention 108) have also been considered adequate by the European Union. This is not only theoretically but practically relevant, because both Argentina and Uruguay are currently undergoing a new adequacy revision process under Regulation (EU) 2016/679 (hereinafter General Data Protection Regulation or GDPR), which may come to an end during 2020.6 In this sense, it might be important to analyse whether Convention 108 and the GDPR are intertwined. What are precisely the links between these two regulations? Could the accession to Convention 108 influence an adequacy decision by the European Commission?

In this essay, we will attempt to approximate to these questions by establishing: (i) the connections between GDPR and Convention 108; and (ii) how those connections might have an impact on adequacy decisions in light of recent and undergoing experiences in Latin America. Considering that most adequacy decisions under the GDPR -except for Japan7- are pending, some of our findings may be provisional or speculative and should be read as such. Nonetheless, these insights might be a starting point to examine in more detail the relationship between the most important multilateral treaty on data protection so far and the GDPR, which seems to have become not only a global model, but also a standard of standards, a rule of recognition to identify what is -and what may not be- an appropriate data protection law.

The links between convention 108 and GDPR

Regulation (EU) 2016/679, better known as the General Data Protection Regulation or GDPR, was issued in April 2016 and became implemented two years later, in May 2018. This regulation superseded the Data Protection Directive 95/46/EC and incorporated new features such as the extraterritorial scope, the privacy impact assessment, the data protection officer, the accountability principle, the right to data portability and the right to object. However, adequacy decisions were maintained in the new regulation as the primary mechanism to enable free data flows between the members of the European Union and foreign countries. It should be remembered that an adequacy decision -both under the old Directive and the GDPR- is determined by the European Commission after establishing, through a consultative process, that a non-European country has laws, practices and institutions that ensure that personal data of European citizens will be duly protected.8

Because it implied such a paradigm shift, GDPR also established in its Article 97 that adequacy decisions taken so far under the Directive would be reviewed according to the new stricter regulation. In effect, that Article says that

1

By 25 May 2020 and every four years thereafter, the Commission shall submit a report on the evaluation and review of this Regulation to the European Parliament and to the Council. The reports shall be made public.

2

In the context of the evaluations and reviews referred to in paragraph 1, the Commission shall examine, in particular, the application and functioning of:

Chapter V on the transfer of personal data to third countries or international organisations with particular regard to decisions adopted pursuant to Article 45(3) of this Regulation and decisions adopted on the basis of Article 25(6) of Directive 95/46/EC;

Pursuant to Article 45(2) of the GDPR, when assessing the level of protection of a non-European country the European Commission shall take account of the following elements: (a) rule of law, protection of human rights and specific data protection rules, provided by law and jurisprudence; (b) the existence of an independent data protection authority that ensures the rights of the data subjects and enforces compliance; and (c) international commitments, in particular related to the protection of personal data.9 Regarding this last point, Recital 105 of the GDPR further notes that

Apart from the international commitments the third country or international organisation has entered into, [when assessing the level of protection of a third country] the Commission should take account of obligations arising from the third country's or international organisation's participation in multilateral or regional systems in particular in relation to the protection of personal data, as well as the implementation of such obligations. In particular, the third country's accession to the Council of Europe Convention of 28 January 1981 for the Protection of Individuals with regard to the Automatic Processing of Personal Data and its Additional Protocol should be taken into account.

As it is widely known, the Convention 108, is a treaty enacted by the Council of Europe in 1981 and the only comprehensive and binding data protection framework at international level. It has been amended three times: the first time in 1999, by an Amendment that allowed European Communities to join the treaty; the second time in 2001, by an Additional Protocol that incorporated new obligations related to the existence of supervisory authorities and transborder data flow; and the third time on May 2018, a few days before the GDPR was implemented, by an Amending Protocol that revised the text integrally.10 This new version of the treaty is regarded as a “modernization” and has been labelled “Convention 108+”.

It is certainly not a coincidence that Convention 108+ was born alongside the GDPR. The Explanatory Report11 of Convention 108+ clarifies that “[t]he modernization work was carried out in the broader context of various parallel reforms of international data protection instruments [including the GDPR]” (2018, p. 15). It further notes that

With regard to the EU data protection reform package in particular, the works ran in parallel and utmost care was taken to ensure consistency between both legal frameworks. The EU data protection framework [i.e. GDPR] gives substance and amplifies the principles of Convention 108 and takes into account accession to Convention 108, notably with regard to international transfers (2018, p. 15).

Interestingly, Article 14 of Convention 108+ specifies that being a party to Convention 108+ does not automatically enable free flows of data between non-European countries and the members of the European Union, because “[a] Party may [restrict international transfers of personal data], if bound by harmonised rules of protection shared by States belonging to a regional international organisation”. This restriction to the free flows of data that should otherwise arise between the parties of Convention 108+ seems like a tailor-made exception for the European Union, since, to date, the GDPR is the most important and well known example of “harmonised rules of protection shared by States belonging to a regional international organisation”. However, the Explanatory Report further clarifies that

a third country's accession to Convention 108 and its implementation will be an important factor when applying the EU's international transfer regime, in particular when assessing whether the third country offers an adequate level of protection (which in turn allows the free flow of personal data) (2018, p. 27).

In effect, even if Convention 108+ does not cover all the innovations that the GDPR brought along, such as the data protection officer, the privacy impact assessment or the principle of accountability of data controllers, it is consistent with most of the GDPR requirements. In this sense and noting the similarities, but also the differences, between the two regulations, Greenleaf (2018) has pointed out that

Because 108+ includes most important GDPR innovations (in less prescriptive form), accession to 108+, coupled with proper enforcement should indicate that most aspects of the GDPR requirements are met. However, 108+ does not include all GDPR innovations, and it is as yet uncertain how EU institutions will interpret the adequacy provisions of the GDPR. It is possible that GDPR ‘adequacy’ will not require any of these elements not found in 108+, but on the other hand some might be required or strongly desirable. ‘Adequate’ did not mean ‘identical’ under the Directive, and will not under the GDPR. It is therefore uncertain, but possible, that compliance with the standards found in 108+ may also in practice approximate what it meant by ‘adequate’ under the GDPR. If so, the 108+ standards (which we can call ‘GDPR Lite’) may become the new global standard by 2023 (p. 3).12

In summary, there are enough links between the modernized Convention 108 and the GDPR to consider that these two instruments are close-knit and that the accession to the former should have an important weight in the adequacy to the latter. On one hand, from the standpoint of non-European countries, Convention 108 could be seen as an efficient mechanism to achieve or at least facilitate a favourable adequacy decision. On the other hand, from the standpoint of the members of the European Union, Convention 108 could be conceived as a means to ensure the globalization of most of GDPR rules and, thus, a sufficient level of protection to allow free data flows. Both sides of the coin are certainly connected.

As we will see in the next section, Latin American countries became notably more interested in Convention 108 once the GDPR was launched in May 2018.

The data protection scene in Latin America

The first Latin American country that acceded to the original Convention 108 and its first Additional Protocol was Uruguay in April 2013. Uruguay had requested an invitation to accede in 2011 and the Council of Europe granted such invitation the same year. Mexico followed in June 2018 and Argentina a bit later, in February 2019. Both Mexico and Argentina had requested an invitation to accede in 2017, which is only one year after the GDPR had been issued.13 It is indeed likely that the reform of the European data protection framework motivated the governments of these countries to become parties to the treaty in order to preserve -in the case of Argentina- or obtain -in the case of Mexico- the status of “adequate” under the GDPR.

When Convention 108+ came along, Uruguay and Argentina signed it very quickly. The former in 2018 and the latter in 2019.14 At the time, both countries were undergoing the adequacy revision process that is enshrined in Article 97 of the GDPR and the signature of the modernized treaty might have been conceived as a strategic move to preserve adequacy and get aligned with the new regulation. This revision process has recently come to a formal end on 25 May 2020 and soon enough we will learn if the signature of Convention 108+ and the approval of old Convention 108 has had any weight in the decisions of the European Commission.

Both Uruguay and Argentina have also done regulatory efforts to modernize their general data protection frameworks in order to match the new international standards set by the GDPR. In 2019, through Law No. 19.670, Uruguay introduced the following modifications to its general data protection law: (i) it establishes an obligation to designate a DPO whenever the main business of the controller involves the processing of data on a large scale, or the processing of sensitive data; (ii) the scope of application of the data protection law has been extended to controllers who are outside of Uruguay whenever their processing activities are related to the offering of goods or services to individuals in Uruguay; (iii) the notification of data breaches to the data subject as well as to the data protection authority is now mandatory; (iv) the accountability principle has been expressly acknowledged in the law.15

In Argentina perhaps the most important legislative change was the creation of its new national data protection authority, the Access to Public Information Agency (“AAIP”), which enjoys a substantial higher degree of independence than its predecessor. Other important efforts to modernize its legal framework include (i) the Draft Bill sent to Congress by Argentina's Executive Branch on September 2018, which contained a comprehensive reform to the current general data protection law, and (ii) AAIP's Resolution No. 4/2019 which sets forth a definition of biometric data and also recognizes the possibility of data subjects to request information on the logic applied on decisions based on automated data processing.16 It is worth noting that, despite the fact that in March 2020 the Draft Bill lost its status as such, it proposed a series of changes that were certainly influenced by the GDPR, among other modern data protection legislations in the world.

It should also be noted that Brazil, recently passed a new data protection law (the “LGPD”) that took inspiration from the GDPR and joined the Consultative Committee of Convention 108 as an observer in October 2018.17 Brazil's LGDP, in force as of February 2020, reproduces most of the GDPR's rules and structure very closely: the extraterritorial scope of application of the law, the requirement of a legal basis to process personal data and to allow international transfers, the penalties system, the obligation to designate a data protection officer, and the duty to notify data breaches, among others.18 This may anticipate Brazil's wish both to accede to the treaty and to be declared adequate by the European Commission in the near future.

In August 2019, Colombia also initiated “discussions about the possibilities of joining the Committee of Convention 108 as observers, as a first step into Convention 108+”.19 Additionally, in 2018, during a recent meeting of data protection authorities belonging to the organisation of American States, the President of Costa Rica “stated that [the country] had a strong commitment with the [data protection] issue and announced his willingness to have Costa Rica adopt Convention 108 of the Council of Europe in the near future”.20

In 2018, Chile's Constitution was amended in order to include data protection as a fundamental right, whose exercise will be regulated by law.21 Another news that clearly shows the direction Chile is taking in data protection matters is the fact that in July 2019, its Ministers of Finance and of Justice and Human Rights issued a joint press statement with Commissioner Věra Jourová on data protection cooperation, where they agreed to “work towards global solutions to digital challenges and further facilitate mutual data flows, including the possibility of exploring the use of all available instruments, such as adequacy”, and where Commissioner Jourová welcomed the decision of Chile to join the Convention 108 as an observer.22

It is important to highlight that both Europe and Latin America -as whole regions- seem to be engaged in mutual efforts to get closer to each other with respect to data protection. As a matter of fact, the Consultative Committee of Convention 108 is a member of the Ibero-American Data Protection Network,23 an international data protection platform that integrates many Latin American countries together with Spain and Portugal since 2003. This Network has made important contributions to spread the European view of data protection. In its agenda for the period of 2015–2018, the Network sought explicitly to promote the European data privacy rules in Ibero-American countries, noting “the benefits that such adoption would bring to Spanish companies that desire to transfer an increasing volume of personal data with such countries.”24

Additionally, in June 2017, after the GDPR had been issued, the Network published the Standards for Data Protection for the Ibero-American States, aligning itself with the new European rules and explicitly taking inspiration not only from the GDPR, but also from Convention 108.25 Since participation in multilateral or regional systems related to the protection of personal data is a relevant factor in adequacy decisions, the Standards for Data Protection for the Ibero-American States could be regarded as an additional move of the Latin American region to approximate to the GDPR, but also as a move of the European Union –represented in the Network by the Consultative Committee of Convention 108, Spain and Portugal- to globalize its own data protection standards.

Conclusion

This brief description of the links between Convention 108 and the GDPR and their impact on the Latin American scene allow us to affirm that both instruments have had a great deal of influence in the region and that this influence might increase in the near future, since adequacy standards have changed with the emergence of GDPR and Convention 108+ and these two regulations are closely related to each other.


1

I thank Mauro Meloni and Juan Agustin Otero who assisted me in writing this article. They did part of the research and drafted some parts of the article under my supervision. Meloni and Otero obtained their Law degree from Universidad de San Andrés School of Law, Argentina. They are currently Legal Advisors at the Access to Public Information Agency, the Data Protection Authority in Argentina.

2

Eduardo Bertoni (Phd, Buenos Aires University; MIPP, George Washington University) became the first Director of the Access to Public Information Agency (AAIP), a Secretary-level position after passing an open and transparent selection process that included a public hearing. Previously, he was the Director of the former National Data Protection Authority. He is the founder and was the first director of the Center for Studies on Freedom of Expression and Access to Information (CELE) at Palermo University School of Law, Argentina. He was the Executive Director of the Due Process of Law Foundation (DPLF) in Washington, D.C. (2005–2009) and the Special Rapporteur for Freedom of Expression of the Inter-American Commission of Human Rights at the Organization of American States (2002-2005).Bertoni currently teaches at Buenos Aires University School of Law and New York University School of Law (Global Clinical Professor). He published several opinion pieces on democracy, human rights, freedom of expression, and data protection in leading newspapers in the Americas and has written several publications on judicial reform, international criminal law, and human rights & the Internet.

3

See for example Law N° 25.326 (Argentina); Law N° 18.331 (Uruguay); Law N° 13.709/18 (Brazil); Federal Data Protection Law 05-07-2010 (Mexico); Law N° 1581/2012 (Colombia); Law N° 29.733 (Peru).

4

See the chart of signatures and ratifications of Convention 108 in: https://www.coe.int/en/web/conventions/full-list/-/conventions/treaty/108/signatures?p_auth=O1ZGs4lK.

5

See the European Commission list of adequate countries regarding data protection in: https://ec.europa.eu/info/law/law-topic/data-protection/international-dimension-data-protection/adequacy-decisions_en#documents.

6

See Article 97 of the GDPR.

7

See the European Commission Implementing Decision (EU) 2019/419 of 23 January 2019 pursuant to Regulation (EU) 2016/679 of the European Parliament and of the Council on the adequate protection of personal data by Japan under the Act on the Protection of Personal Information, available in: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/HTML/?uri=CELEX:32019D0419&from=EN.

8

See Article 25(6) of the Directive and Article 45 of the GDPR.

9

This is a simplified paraphrasis of the complete text of Article 45(2) of the GDPR.

10

See the list of amendments in: https://www.coe.int/es/web/data-protection/legal-instruments.

11

See the Explanatory Report in: https://rm.coe.int/16808ac91a.

12

Graham Greenleaf, ‘Modernised’ Data Protection Convention 108 and the GDPR (2018) 154 Privacy Laws & Business International Report 22-3 (2018). UNSW Law Research Paper No. 19-3

13

See the chart of signatures and ratifications of Convention 108 in: https://www.coe.int/en/web/conventions/full-list/-/conventions/treaty/108/signatures?p_auth=O1ZGs4lK. Also see opinions by the European Council on the requests for accession by Argentina, Uruguay and Mexico in: https://www.coe.int/es/web/data-protection/convention108/parties.

14

See the chart of signatures and ratifications of Convention 108+ in: https://www.coe.int/en/web/conventions/full-list/-/conventions/treaty/223/signatures

15

See the modifications to Uruguay's data protection law introduced by Law No. 19.670 in: https://www.gub.uy/unidad-reguladora-control-datos-personales/comunicacion/publicaciones/cambios-recientes-legislacion-sobre-proteccion-de-datos-personales-en

16

See the complete text of Resolution AAIP No. 4/2019 in: https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/200224/20190116

17

See list of observers of Convention 108 in: https://rm.coe.int/list-of-observers-nov-2018-en/1680938538. Also see the Council of Europe news about Brazil joining the Consultative Committee as an observer: https://www.coe.int/en/web/data-protection/-/brazil-and-the-data-protection-commission-of-gabon-to-join-the-committee-of-convention-108-as-observers-.

18

See comparison of the GDPR and the LGPD in: https://iapp.org/news/a/gdpr-matchup-brazils-general-data-protection-law/

19

See the Council of Europe news about the discussions held with Colombia's authorities: https://www.coe.int/en/web/data-protection/-/colombia-a-first-step-towards-convention-108-

20

See the Informative Newsletter of the Organisation of American States regarding the Annual Meeting of Data Protection Authorities in 2018: https://www.oas.org/es/sla/ddi/boletines_informativos_DDI_proteccion_datos_personales_Encuentro_Anual_Costa_Rica_2018_Diciembre-2018.html.

21

See more about Chile´s Constitutional amendment in: https://iapp.org/news/a/personal-data-protection-is-a-constitutional-right-in-chile/

22

See Joint press statement by Commissioner Věra Jourová and Felipe Larraín Bascuñán, Minister of Finance, and Hernán Larraín Fernández, Minister of Justice and Human Rights of Chile on cooperation on data protection: https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/STATEMENT_19_4029

23

See list of members of the the Ibero-American Data Protection Network in: https://www.redipd.org/es/la-red/entidades-acreditadas

24

Anu Bradford, The Brussels Effect, 153 Nw. U.L. Rev. 1 (2012).

25

See the Standards for Data Protection for the Ibero-American States in: https://www.redipd.org/sites/default/files/inline-files/Estandares_Esp_Con_logo_RIPD.pdf

29/9/20

"Access to Information implementation and Crisis Resolution during COVID...

28/9/20

El ejercicio de derechos en contextos de excepción

 El 28 de septiembre se conmemora a nivel mundial el Día del Derecho a Saber y es la fecha en la cual la Agencia de Acceso a la Información Pública celebra un nuevo aniversario de su puesta en funcionamiento. Pero este año nos toca hacer un balance de lo logrado y una proyección de lo que queremos realizar en el marco de una situación inaudita: la pandemia del COVID-19 alteró todos los planes y nos sumergió en una emergencia sanitaria que aún no sabemos cuándo concluirá.

Esta emergencia trajo aparejados innumerables debates en torno al efectivo ejercicio de derechos humanos que son vitales, como es el acceso a la información pública y la protección de los datos personales, así como su garantía por parte de distintas instancias del Estado. En consecuencia, desde la Agencia publicamos en el mes de abril la Resolución 70/2020, que exceptúa de la suspensión de los plazos administrativos a los trámites vinculados a la Ley 27.275 de Acceso a la Información Pública y la Ley 25.326 de Protección de Datos Personales, ya que entendemos que el pleno ejercicio de estos derechos resulta fundamental en este contexto de excepción.

Entre los meses de enero y agosto de 2020, la Administración Pública Nacional recibió 2.990 solicitudes de acceso a la información pública, mientras que ante la Agencia se presentaron 194 reclamos. Además realizamos nueve encuentros con los Responsables de Acceso a la Información Pública de los distintos sujetos obligados, en su mayoría en formato virtual, lo que nos permitió seguir garantizando el derecho de acceso a la información pública por parte de la ciudadanía. También convocamos en el mes de junio a una sesión virtual del Consejo Federal para la Transparencia, órgano constituido por un representante de cada una de las provincias y un representante de la Ciudad de Buenos Aires, cuyo fin es la cooperación técnica entre las distintas jurisdicciones y la concertación de políticas en materia de transparencia y acceso a la información pública. En ese marco pudimos conocer a los nuevos miembros y avanzar en la elaboración de diagnósticos de las realidades provinciales, de cara a la próxima reunión a celebrarse a finales de septiembre.

Por otra parte, en el mismo período del 2020 se realizaron ante la Agencia 149 denuncias por incumplimientos a la Ley de Protección de Datos Personales y 34 consultas de diversos organismos, iniciamos seis investigaciones de oficio e impusimos 14 sanciones. Asimismo, publicamos guías con recomendaciones sobre tratamiento de datos personales ante casos de coronavirus, en el uso de herramientas de geolocalización para el seguimiento de contactos y en el registro de temperatura corporal. Adicionalmente, desarrollamos contenido sobre la protección de datos personales en operaciones online y videollamadas, el cuidado de la privacidad en la niñez y el derecho de acceso a las historias clínicas.

Estos tres años recorridos por parte de la Agencia nos encuentra, entonces, como un organismo nuevo pero consolidado, referente a nivel nacional e internacional en materia de acceso a la información pública y protección de datos personales, que a pesar de las dificultades propias del contexto que nos toca hoy atravesar hemos podido llevar adelante una tarea enorme y, desde cada uno de nuestros hogares, continuar trabajando para que estos derechos no sean meramente una declamación, sino que estén llenos de vitalidad.

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3/8/20

Panorama de la protección de datos personales en la Argentina

8/5/20

Privacidad vs. salud, otra falsa disyuntiva

Publicado originalmente  en Infobae -Argentina- el 8 de mayo de 2020.
Los gobiernos de los distintos países alrededor del mundo están realizando esfuerzos denodados para reducir la propagación del coronavirus COVID-19. Muchas de las medidas para enfrentar la pandemia involucran el tratamiento de diversas categorías de datos personales. A través de tecnologías y aplicaciones, algunas de ellas de uso voluntario y otras de uso compulsivo, se procura recolectar y procesar información con finalidades asociadas a la mitigación del virus. En este contexto, ya son varios los países que implementan o planean implementar medidas de tracking o seguimiento de la ubicación geográfica de las personas con el fin de hacer cumplir regulaciones de aislamiento social y confinamiento, como así también asociar patrones de movilidad con posibles casos de contagios. Sin duda que todo ello causa temor a convertirnos en sujetos permanentemente controlados con la consiguiente pérdida de nuestro básico derecho a la privacidad, o como lo definió a principios del siglo XX Louis Brandeis, nuestro derecho a estar solos.

Para citar algunos ejemplos europeos, donde la regulación para protección de datos personales es de las más recientes y va camino a ser universalmente aceptada, hace poco se anunció la iniciativa de “Rastreo Paneuropeo de Proximidad para Preservar la Privacidad”, que permitiría mapear contagios e informar a los usuarios de una aplicación si han estado en contacto con alguien que ha resultado positivo por coronavirus. Esta iniciativa cuenta con el apoyo de numerosas instituciones y gobiernos europeos. Asimismo, la Junta Europea de Protección de Datos, en su Declaración sobre el Procesamiento de Datos Personales en el Contexto de la Epidemia de COVID-19, del 19 de marzo del 2020, sostuvo que “algunos gobiernos de la Unión Europea se encuentran evaluando si utilizar la georreferenciación de teléfonos celulares es un medio posible para monitorear, contener o mitigar la propagación del COVID-19”. Tal visión fue refrendada por el Parlamento Europeo en su Resolución 2020/2616 del 17 de abril, en la que se promovió el uso de aplicaciones de rastreo de contactos, en la medida en que se tomen medidas y recaudos que salvaguarden los derechos de las personas. Por su parte, el 10 de abril del 2020, las empresas Google y Apple han anunciado, a su vez, el lanzamiento de una plataforma de rastreo de contactos basada en Bluetooth.

Por su parte, en la Argentina el Ministerio de Salud ha lanzado la aplicación CuidAR COVID-19, disponible en los sistemas iOS y Android. Esta aplicación permite que las personas puedan diagnosticarse a través de una plataforma y, luego, recibir recomendaciones de los pasos a seguir en caso de tener síntomas coincidentes con el coronavirus. Recientemente, se ha incorporado una función adicional para tramitar el certificado único de circulación. Para las personas que ingresan al país desde el extranjero, el uso de la aplicación es obligatorio por el término de catorce días de acuerdo a lo dispuesto por la Dirección Nacional de Migraciones en su Disposición 1771/2020.

A este respecto, cabe aclarar que ni la Ley de Protección de Datos Personales 25.326 ni el Convenio para la Protección de las Personas con respecto al Tratamiento Automatizado de Datos de Carácter Personal (Convenio 108) del cual Argentina es Estado parte, prohíben expresamente el monitoreo de la ubicación de las personas. Teniendo en cuenta ello, la emergencia sanitaria nos obliga a pensar soluciones inéditas para un problema que es, a la vez, inédito. No es casual, como vimos antes, que esta sea una discusión global y no solo nacional.

Sin embargo, ello no significaría, sin más, que esas soluciones puedan implementarse de cualquier manera, pues tienen el potencial de afectar los derechos a la autonomía y la privacidad que están protegidas en los convenios internacionales de derechos humanos. En tal sentido, resulta indispensable que las medidas de tratamiento de datos que cualquier gobierno implemente mantengan un equilibrio entre todos los derechos y libertades en juego.

Pero, además, resulta de gran importancia que, quien decida voluntariamente utilizar cualquier aplicación que pudiera surgir, tenga en cuenta a lo que autónomamente se presta consentimiento. En el caso de CuidAR COVID-19, es positivo que la aplicación haya incluido un apartado especial sobre el uso de los datos personales en sus Términos y Condiciones. Ser conscientes de lo que consentimos cuando usamos cualquier aplicación es lo que las autoridades de protección de datos proponen como una buena práctica desde hace tiempo, dado que hoy en día la protección de la privacidad requiere no sólo de acciones de los gobiernos, sino, también, de nuestras propias acciones.

Hace pocos años, en un contexto global diferente pero que también que generaba temores, se enfrentaba la seguridad pública versus la privacidad. Hoy se enfrenta la privacidad con la salud. Estos debates son estériles y, además, cuando de derechos fundamentales se trata, equivocados. Vale un simple ejemplo para reflexionar: si perdemos nuestra privacidad relativa a nuestros datos de salud por el hecho de hacer consultas, difícilmente hagamos esas consultas y posiblemente, por esa razón, nuestra salud se perjudique.

En conclusión, es clave que al implementar las políticas públicas frente a la pandemia se respeten los derechos fundamentales al mismo tiempo que la salud y que quienes utilicen herramientas tecnológicas para hacerlo sean conscientes de las ventajas, pero también de los riesgos que se corren y que, en caso de sentirse afectados por la violación de su privacidad, alcen la voz denunciando los hechos que así lo hicieren. Todo ello es de la mayor importancia en el momento en que vivimos: no podemos dejar que la obra de George Orwell 1984 deje de ser un relato de ciencia ficción para convertirse en una descripción de la realidad.

24/3/20

La privacidad, un derecho fundamental incluso en una crisis

Publicado originalmente en el diario La Nación -Argentina- el 24 de marzo de 2020.
Los datos sobre nuestra salud son datos personales. Es más, de acuerdo con la ley 25.326 son datos sensibles, una categoría especial de datos personales que cuenta con mayor protección legal: solo pueden ser procesados si lo autoriza una ley, con el consentimiento del titular de los datos o si los datos anonimizan. Esta categorización no es arbitraria: un tratamiento inadecuado puede provocar vulneraciones a nuestra privacidad con graves consecuencias, incluso de estigmatización social.

Ante la pandemia del coronavirus, en la Argentina se nos presentan varios interrogantes referidos a qué pueden hacer los establecimientos sanitarios y profesionales de la salud, los empleadores privados y el Estado. Resulta apropiado preguntarse si las reglas de protección de la privacidad pueden ceder -total o parcialmente- ante una emergencia sanitaria provocada por una pandemia.

La respuesta no es sencilla y es una pregunta que va más allá de nuestras fronteras. Las autoridades de protección de datos personales a nivel global recientemente expresamos que "el trabajo entre las autoridades de protección de datos y los gobiernos ha mostrado muchos ejemplos de enfoques nacionales para compartir mensajes de salud pública; utilizar la última tecnología para facilitar consultas y diagnósticos seguros y rápidos, y crear vínculos entre los sistemas de datos públicos para facilitar la identificación de la propagación del virus"

En nuestro país, la divulgación del nombre de un paciente con coronavirus realizada por un establecimiento de salud requiere su consentimiento. Esto puede parecer exagerado, pero imaginemos un escenario análogo: ¿Aceptaríamos, por ejemplo, que los laboratorios publicasen los resultados de quienes se hacen test de VIH, con un pretendido fin de proteger a la población para que se conozca con quién se puede mantener una relación sexual segura?

Si ello nos parece descabellado, lo mismo debería ocurrir en el caso de quienes tienen coronavirus. Sin perjuicio de ello, los establecimientos sanitarios y los profesionales de la salud pueden procesar y cederse entre sí datos de los pacientes, siempre y cuando cumplan con el secreto profesional.

¿Y pueden los empleadores recolectar estos datos? Si, la ley de contrato de trabajo autoriza a los empleadores a procesar información de salud de sus empleados.

Ahora bien, aun cuando el empleador puede requerir a su personal que entregue información sobre su salud, por el deber de cuidado que tiene respecto de ellos y por razones de salud pública, ello no lo habilita a realizar requisas o testeos compulsivos que resulten injustificadamente invasivos de la privacidad. En tal sentido, se apela a la razonabilidad de los empleadores. Finalmente, para que el empleador pueda ceder esa información a terceros -ya sea dentro de la Argentina o al exterior- se requiere el consentimiento del titular de los datos, que los datos se anonimicen o alguna regulación especial que autorice la cesión.

Finalmente, ¿qué obligaciones tiene el Estado? Sin duda que el Ministerio de Salud de la Nación y los ministerios de salud provinciales se encuentran facultados a requerir, recolectar, cederse entre sí o procesar de cualquier otro modo información de salud sin consentimiento de los pacientes, conforme a las competencias explícitas e implícitas que les hayan sido conferidas por ley.

Además, no se requiere el consentimiento del titular de los datos para ceder datos personales entre otros organismos pu?blicos en la medida en que quien ceda los datos los haya obtenido en ejercicio de sus funciones; que quien reciba los datos los utilice para una finalidad que se encuentre dentro del marco de su competencia y, por u?ltimo, que los datos involucrados sean adecuados y no excedan el li?mite de lo necesario con relacio?n a esta u?ltima finalidad. Ello se encuentra recogido en una resolución que la autoridad nacional de protección de datos personales, la Agencia de Acceso a la Información Pública, emitió el año pasado.

Vale la pena mencionar que la decisión administrativa Nº 431, dictada por el jefe de Gabinete de Ministros, va en esa dirección al permitir que los organismos de la Administración Pública Nacional intercambien entre sí los datos con el "único fin de realizar acciones útiles para la protección de la salud pública, durante la vigencia de la emergencia en materia sanitaria".

Además de ser compatible con el criterio de la Agencia, sigue lo que se está haciendo globalmente ante la situación que se está viviendo. Solo para citar un ejemplo, el Reglamento Europeo de Protección de Datos viene siendo interpretado en igual sentido.

En definitiva, el tratamiento de datos de salud es una actividad que puede llevarse adelante, valiéndonos o no de herramientas tecnológicas, pero debe hacerse con especial cuidado teniendo en cuenta que la protección de nuestros datos personales es un derecho fundamental incluso ante una pandemia.